El puerto de Blanca
Puerto Supe es un lugar que guarda hoy la fisonomía de los pueblos venidos a menos. En los años cincuenta un grupo de artistas, entre los que se contaban José María Arguedas, Blanca Varela, Fernando de Szyszlo y amigos, tomaron allí en alquiler rústicas viviendas donde pasaban momentos de gran libertad frente al mar, charlando, creando. Años después, en 1959, Blanca Varela muestra a su amigo Octavio Paz el manuscrito del que sería su primer poemario, y que lleva como título Puerto Supe. A Paz no le convence, no entiende el título pues no tiene el referente. Blanca le responde, “Pero Octavio, ¡ese puerto existe!”, a lo que entusiasmado el mexicano le indica, “Ahí tienes el título”. Y en efecto, el poemario salió públicamente con el bello título Ese puerto existe.
Y, sí, Puerto Supe existe. Situado en el norte chico de Lima cerca del kilómetro 280 de la Panamericana Norte, en el distrito de Barranca, es aún un activo punto de pesca artesanal e industrial, aunque ahora en menor escala. Hija de la poeta y compositora costumbrista Serafina Quinteras (seudónimo de Esmeralda Gonzáles Castro), la de Blanca Varela es una de las voces poéticas más reconocidas en el mundo de las letras en habla hispana. Sus poemas, inclasificables, rezuman sensibilidad mas tienen como telón de fondo la crueldad, el escepticismo y esa afilada brevedad con la que se puede dañar la propia existencia y la ajena. Como dañan los animales, figuras frecuentes en sus metáforas. Esa manera carente de piedad que Varela impone a las relaciones humanas está plasmada en el epígrafe del poemario antes mencionado: «He aquí el tiempo de los asesinos», verso tomado de las Iluminaciones, de Rimbaud.
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Lima, 10 de agosto de 1926 – 12 de marzo de 2009