Atención a la voz
Su voz rotunda es la del cantor de tangos, tierna y convincente. Cercana a los tangos que escuchaba Luis la Hoz ensayar, intercalados con valses, a Alejandro Cortés, su vecino de los altos en El Chirimoyo, corazón de los Barrios Altos, rincón de la vieja Lima donde nació. Cortés sería luego integrante de Los Morochucos y probablemente el mejor intérprete de valses de todos los tiempos. El poeta La Hoz incorpora la música como su segunda poesía pues se nutrió de ella desde la infancia. La abuela de La Hoz fue comadre de doña Victoria Angulo, la Flor de la Canela en célebre definición de Chabuca Granda. Vecino a la casa de la Hoz estaba el Centro Social Chirimoyo, donde se presentaban Los Morochucos, junto con Las Limeñitas y los hermanos Ascuez.
La Hoz pertenece a esa estirpe de poetas entramados con la música y la vida del centro de la capital. Es proverbial su conocimiento de los viejos bares que frecuentaban los literatos en los sesenta y setenta, como para crear circuitos de reencuentro: desde el desaparecido Palermo hasta el Queirolo, pasando por el Chino Chino, el Versalles, el Zela, el Wony. Era el momento en el que el vals pudo haber tomado el vuelo del tango pero adoptó un camino distinto, el costumbrista.
Otro poeta, el uruguayo Alfredo Zitarrosa, deviene cantor especializado en milongas y tangos. Nómade por esencia, Zitarrosa debutó profesionalmente como cantor en Lima el 20 de febrero de 1964 en un programa de televisión que se emitía por el Canal 13. Volvería al Perú años después por largas temporadas y pasaría momentos intensos entre la música, la bohemia, los amigos, entre los que se contaban –lo más cercanos- Nicolás Yerovi y Luis la Hoz. Zitarrosa impuso esa voz, que no llega a aguardentosa aunque sugiere el bajo fondo. La Hoz escribe poemas como hablándolos en voz alta. Es importante prestarle oídos a la voz, para descubrir en Zitarrosa y en la Hoz la versión sonora de la poesía. La resonancia de tangos y valses en poemas que mencionan la vida, la muerte, la locura, el desamor, el amor.
Lima, 5 de noviembre de 1949